lunes, 13 de octubre de 2014

Un Lugar Fantástico II

Sitio sensacional como pocos, en el cual uno se siente en otro mundo, algo fuera de lo habitual.


Venezia con un paisaje realmente hermoso

Claramente no analice mucho este viaje. De hecho, me había olvidado de un pequeño detalle ¿Dónde me iba a alojar?, fue lo que pensé luego de bajarme del avión, y expresé: " Y ahora qué, dónde voy a dormir". Tampoco es que fui en pelotas, averigüé en un par de hoteles pero no tuve el recaudo de llamar para pedir reservas, solo había consultado por los costos y si tenían habitaciones disponibles, pero a falta de decisión no elegí nunca un hotel para hospedarme. En el fondo supe que me comporté como un adolescente que decide irse a la costa sin la reserva de ningún departamento u hotel y a la suerte de encontrar un buen lugar donde dormir.  Luego de llegar a la ciudad flotante y estar merodeando por sus rincones durante todo el día, finalmente logré contactar con un dueño que alquilaba su casa de Venezia. En unos días iba a partir a Grecia donde pasaría sus vacaciones también. Por el apuro de este señor que me había dicho que estaba esperando alquilar rápidamente la casa por unos 15 días, ya que eso era el tiempo que iba a vacacionar, pude acelerar el asunto del contrato en unas pocas horas. Me dejó la casa a 100 euros por día, con un depósito de 200 euros por si se rompía alguna cosa. El hombre estaba ansioso de irse ese mismo día a la noche de ser posible. En ese momento pensé:  "Qué suerte la mía, no lo podría haber conseguido a un precio mejor", mientras mantenía una sonrisa envidiable. 

Con el pasar de los días ya establecido en esta "bella" ciudad era cada vez mas grande mi sorpresa, de lo que me regalaba el paisaje y no podía dejar de contemplarlo. Mientras se iban terminando mis vacaciones más ganas tenía de quedarme recorriendo las calles y los puentes, además de las plazas de Venezia. Justamente ahí me encontraba yo, estaba parado frente a la plaza San Marcos. Un lugar imponente ya cuando lo ves, por un lado se encuentra la Basílica de San Marcos, bien pegado está el Campanille hecho de ladrillo, él mismo que tiempo atrás fue usado para señalar la llegada de los barcos y los incendios de la ciudad. Ni hablar de la gastronomía, un tipo como yo, de pura sangre italiana, prácticamente no había nada de lo que me ofrecían que no me gustase. El gelato(helado) y las pizza "margherita" que me comí por ahí en alguno de los tantos puestos callejeros, riquísimos. Nada podía pasar desapercibido. No andaba con mucha plata- ya que había dado el lujo de alquilarme una linda casa- pero igual pude disfrutar de unos riquísimos "spaghetti al nero di seppia".


Continua.. Crónica de un Viaje- Realidad/Ficción. 

No hay comentarios. :

Publicar un comentario